«A falta de luminosidade no interior destas casas foi também fonte inspiradora para o velho Eusébio, um alentejano de Alter do Chão que durante alguns anos fez vida como lenhador e corticeiro cá em Toulões, fazendo, nas horas vagas, de poeta e filósofo na taberna.
Estranhando o contraste entre a brancura do reboco afagado das casas do seu Alentejo e o xisto à vista das Beirãs, comparava as nossas casas, sombrias, com a mulher na sua essência, mais ou menos nestes termos:
"Estas casas sem janelas são como as mulheres: todas escuras por dentro. Entrando nelas, deixamos de enxergar, perdemo-nos nos seus meandros e tarda-se em conseguir tornar a ver a claridade do dia."»
In arcaz.blogspot.com
Palavras sábias, as do velho Eusébio...
Das cerca de três dezenas de reis, na monarquia, só tivemos a sorte de quatro ou cinco que se distinguiram: D. Afonso Henriques; D. Dinis na primeira parte do seu reinado; talvez D. Duarte; D. João II e D. Pedro V, que morreu antes do tempo.
Os braganças, tirando D. Pedro V, em quem prevaleceu o rigor germânico e a inteligência superior dos Saxe-Coburg-Gotha aos medíocres genes nacionais; e D. Carlos, que podia ter sido um grande rei, e só quis sê-lo quando o regime estava irremediavelmente perdido, eram nulos e sem chama.
As três repúblicas, também só nos trouxeram políticos medíocres. Por isto o país está na situação que sabemos. São séculos em plano inclinado, até ao desastre final.
Sem fermento, não cresce o pão…
O presidente checo não podia ser mais certeiro a respeito de nós como nação. O nosso presidente ouviu constrangido, na visita de estado a Praga, que somos um povo inconsciente, com a petulância em mostrar o que não tem nem é.
Que balde de água fria! Como dói a verdade!
E mais dói, quando é dita, como foi o caso, com requintada ironia…
E para cúmulo, esta visita de estado a Praga não podia ter acabado pior. O nosso presidente regressando como devia ter ido; numa longa e penosa caravana, a fazer paragens no caminho, para comer sanduíches.
O boçal D. João VI, quando lhe apresentavam uma criança fidalga na corte, que como grande do reino cingia espada, fazia-lhe invariavelmente a mesma pergunta:
- E para que quer o menino a espada?
Para fazer jus à vulgaridade dos nossos governantes, pergunto também:
- Voltou para quê, Senhor Presidente?
Isto já está perdido... Puta que pariu!
Mi Logia Madre
Rundle, el subteniente,
Beazle, el ferroviario y Achman, el intendente;
Denkin, el inspector y Blake nuestro
buen Primer Vigilante por dos veces maestro,
en la calle conversam con Edulges, delante
de su tienda. Allí afuera, en el mundo profano,
dicen ceremoniosos "Seãor" o "Mi Teniente"...
Y adentro solamente "Hermano Mío",
Hermano, sin gestos de obediência o poder..
tras la puerta cerrada
de la estancia en que se unen el Templo y el Talier.
Todo lo han nivelado la escuadra y la plomada.
Rangos y vanidades han de quedarse fuera.
Al orden de Aprendiz... Llamemos y adelante...
Y entrábamos en Logia... la logia en que yo era
Segundo Vigilante.
Hombres allí de todas las razas se han unido
bajo el nombre de hermanos;
con Bela, el conductor, yo he conocido
a nuestro Jud Saúl que en Aden fue nacido
y a Din Mohamed, el que levanta planos
para las oficinas del servicio agronômico;
y en triple brazo fraternal, en fin
comulgaban el sirio Arnir Singh
y Castro, un ex católico.
Pequeflo el Templo y pobre:
una estancia desnuda en una casa vieja,
abierta sobre la calie antigua, solitaria y muda.
Bajo el altar dos bancos y delante,
simbolizando el ara de granito,
una trunca columna de madera...
para cumplir estrictamente el Rito teníamos bastante.
Y yo, en Ia Logia, era Segundo Vigilante.
El cuadro se reunfa en tenida mensual
y, a veces, en banquete fraternal, Cuando alguno partía.
Entonces se solía habiar de nuestra patria, de Dios...
mas cada cual opinaba de Dios según lo comprendía.
Hablaban todos, pero nadie había
que rompiese los lazos fratemales
hasta oír que los pájaros, dejando sus nidales,
cantaban a Ia luz de un nuevo día
que lavaba Ia escarcha en los cristales.
Tornábamos a casa conmovidos
y, cuando el sol en el Oriente asoma
nos íbamos quedando adormecidos
pensando en Shiva, en Cristo y en Mahoma.
!Cuánto, cuánto daría
por llevar a otras Logias extrañas
el fraterno saludo de Ia mía!
Fui de las montafias a Singapore
guiado por la estrelia fraterna que dentro de mi llevo.
Cuánto, cuánto daría por hallarme de nuevo
entre las dos columnas de mi Logia materna.
Diera cuanto he tenido
por poderme encontrar nuevamente delante de la puerta
de aquella Logia donde he sido Segundo Vigilante.
Recordando a mi Logia siento ganas
de volver a estrechar fuertemente la mano
de mis hermanos blancos y de aquel otro hermano
de color que llegaba de tierras africanas.
Poder entrar de nuevo ai Templo pobre
de mi Logia materna, a la estancia desnuda
de aquelia casa vieja, abierta sobre la calle antigua
solitaria y muda.
Oír ai Guarda templo adormecido anunciar mi Ilegada
y mirarme delante de aquél mi Venerabie,
dei que he sido Segundo Vigilante.
Allí afuera, en Ia calle, en el mundo profano,
todos eran "Sefíor" o "Mi Teniente".
Y dentro solamente "Hennano mío.
Hermano, sin gestos de obediência o de poder.
Tras la puerta cerrada en que se unen el Templo y el
Talier
todo lo ha nivelado Ia escuadra y Ia plomada.
Y entrábamos en Logia...
La Logia en que yo era Segundo Vigilante.
Rudiard Kipling